lunes, 22 de noviembre de 2010

NO SE LO DIGAS A MI MADRE: PERVERSIONES. BREVE CATÁLOGO DE PARAFILIAS ILUSTRADAS


Esto del honor es un lío, porque no creo que el Papa vea muy honorable figurar en la nómina de escritores e ilustradores de esta obra colectiva. Igual si alguna vez me dejo caer por la ciudad eterna y me quiero acercar por lo suyo, la guardia suiza me tiene en la lista negra. Segurísimo que adivinarían mi cara transida de pensamientos lúbricos, ya que vendría de La Fontana de Trevi, (¿se escribe así?), abotargado de impuros pensamientos lúbricos al recordar a esa jamona Anita Ekber, la de "La dolce vita" de Fellini, bañandose en sus aguas. Aunque ya sabemos que según el filósofo no nos bañamos dos veces en el mismo río ni en la misma fuente.

Pasarán las páginas y pasarán los años, pero al menos todos estos perduraremos (un honor aunque le pese al Papa esto de verse rodeado de todos estos nombres). Perduraremos mientras no quemen en ninguna hoguera la letra impresa de esta de esta obra que se presenta el día 3 de diciembre a las 19:30 en la librería Picasso de la calle Obispo Hurtado de Granada:

Los autores incluidos en el libro son:
Andrés Portillo, Rafael Linero, Raúlo Cáceres, Ángel Olgoso, Antonio
Dafos, Isabel González González, Manuel Moyano, Quim Pérez, Jorge Fornés,
Vicente Muñoz Álvarez, Hugo Rg [pobreartista], Joaquín Torres, U! a.k.a
Uriel A. Durán, Ginés Cutillas, Miguel Sanfeliu, Fusa Díaz, Cristina de
Cos, Fco. Javier Pérez, Pablo E. Soto, Hugo García, Marina Guiu, David
González, Pablo Gallo, Carlos Vitale, Manuel Rebollar, Ana Ayuso Verde,
Isabelle López, Francisco Naranjo, Alejandro Santos, Rubén Little Nemo,
Marina Baizán, Hilario J. Rodríguez, Elvis Gato, Juan Jacinto Muñoz
Rengel, José Ángel Barrueco, Isabel Wagemann, David Guirao, Joan Ripollès
Iranzo, El Bute, Eva Díaz Riobello, Salvador Moreno Valencia, Popá, Elías
Moro, Martín Pardo, Carlos Manzano, Kikus, Nacho Cagiga, Felisa Moreno
Ortega, Andrés Neumam, Juan Gonzalo Lerma, Manu Espada, Joaquín López, M.
A. Cáliz, Pepe Cervera, Rita Vicencio, María Simó, José Ángel Cilleruelo,
José Abad, Amanda Manara, Miguel Ángel Zapata, Federico Villalobos, José
Cruz Cabrerizo, Esteban Gutiérrez Gómez, Oscar Esquivias, Pablo Ruiz,
Carola Aikin, Raul Brasca.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Alfonso Montoro y el fresquito en la cara.

Dice Alfonso Montoro, autor de "Igual el amor que la locura", Eds. Carena, 2010 a quien entrevisto y reseño en La Biblioteca Imaginaria http://www.labibliotecaimaginaria.es/page10.php que no comulga en ninguna capilla, que en estos relatos habla de un tiempo que ya no existe, y yo no sé cuántos tags (no lo digo en la acepción de "lugar común", si no en el de "colgajo", "pingajo", o coletilla) anticomerciales más. Coletillas, frases homeopáticas o lo que sea, que desde luego no son una pose, sino una declaración de literatura sincera, con sus altibajos literarios, pero con un mirar de frente constante.
Una lectura recomendable con que salirse de esa especie cada vez más tupida red parecida a la que los bibliómetros que huronean en el Science Citation Index y en el Social Citation Index llaman "colegios invisibles".

lunes, 1 de noviembre de 2010

ENTREVISTA A KIKE DEL OLMO Y RESEÑA SOBRE LA NOVELA DE LOLA LÓPEZ MONDÉJAR

En el Heraldo del Henares se publica mi entrevista a Kike del Olmo, autor de "La casa donde se esconde el sol", un libro de viajes que en su día tuve el gusto de reseñar

http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=3647

Obra que además hace visibles algunas realidades ocultas sobre los gitanos de Europa y Asia, como por ejemplo la segregación, y la marginación (más profunda con respecto a países donde su situación es "mejor"), que sufren en las nuevas democracias del este. La entrevista en:

http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=6790

O en portada http://www.elheraldodelhenares.es

Y la última y completa novela de Lola López Mondéjar, literatura inteligente que además de entretener nos sacude el pensamiento: "Mi amor desgraciado", Ed. Siruela, 2010 reseñada en Ojos de Papel:

http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=3773

O en portada http://www.ojosdepapel.com

martes, 26 de octubre de 2010

PALABRAS DE ARENA

La carretera solo era un instersticio dental en la boca inmensa, y la lengua de arena pareció querernos apartar como a un resto de comida. No tuvimos más remedio que abandonar el coche y conducirnos a un espejismo abierto. Seguimos camino, sin hambre ni sed ni esperanza, sabedores ya de lo ocurrido: el escritor, furioso e inoperante, había machacado su reloj de cristal y arena; sílice y sílice contra el folio cruzado de líneas. Buscábamos siquiera un lugar común al que salir, pero ha transcurrido tanto tiempo que pensamos que nuestra hora final se había dictado con aquella fractura. Hasta este momento en que usted nos convoca para que nos sirvamos de la guía recta de su mirada.

150.000 VISITAS EN EL BLOG DE VALERIA TITTARELLI


Para celebrar la friolera de ese guarismo de visitas en http://valeriatittarelli.wordpress.com/ la amiga Valeria nos convocó a que escribiéramos algo inspirándonos en la imagen de muestra. Un blog más que interesante que recomiendo. En el post siguiente, mi microrelato para la ocasión "PALABRAS DE ARENA"

martes, 5 de octubre de 2010

MIRAR ATRÁS

Dos rusos y un español, todos afortunadamente inétidos en nuestro país hasta el momento que dejaron de serlo. Una suerte completa la de contar con estas tres obras para mis últimas lecturas/reseñas. Las dos primeras de hace unas semanas, tiempo más que dilatado en esta vorágine del mundo publicador.

En "La Biblioteca Imaginaria",
Aelita, Alexei Tolstoi
http://www.labibliotecaimaginaria.es/page10.php?postPage=4

La desdichada, Iván Turgueniev
http://www.labibliotecaimaginaria.es/page10.php?postPage=2

Y en "Ojos de papel"
Destierro en Manhattan: refugiados españoles en Norteamérica.
http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=3739

sábado, 2 de octubre de 2010

Entrevisto a JESÚS ORTEGA en El Heraldo del Henares

El mundo está lleno de los mejores escritores del momento, no me lo explico. Tampoco sé cómo pueden estar tan seguros los que dicen "Es el mejor escritor del momento". A veces pienso que todos los que afirman "Es el mejor escritor del momento" dicen esa frase a la vez, con la misma cadencia o a la misma frecuencia, y que todas esas ondas de presión se unen en un sumatorio que hacen explotar el mundo (el que está lleno de los mejores escritores del momento), como ocurre de una forma algo cercana en uno de los cuentos de Arthur C. Clarke en "Cuentos de la taberna del ciervo blanco".
No voy a decir que Jesús Ortega es el mejor escritor del momento, eso es hacerle un flaco favor. Porque es como asegurar que es flor de un día, o de vida corta como los lepidópteros (¿no me habré equivocado y sería mejor haber dicho "mariposa"?), que pliegan las alas en poco más de un día.
Su libro de relatos "El clavo en la pared" lleva algo más de dos años en la calle, si no me equivoco, y todavía recuerdo con claridad muchos de sus relatos. Es difícil que convivan a la vez en el mismo tiempo/espacio varios "el mejor escritor del momento", pero afortunadamente las obras maestras no tienen esa limitación. Por eso era el momento justo de hablar con él. Una entrevista llena de lucidez y serenidad que me ha concedido para El Heraldo del Henares.
Se puede y se recomienda leer en:

http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=6441

sábado, 4 de septiembre de 2010

LITERATURA ARMENIA EN EL MES DE LOS COLECCIONABLES


Entramos en el mes de la depresión post vacacional y los fascículos y las colecciones más disparatadas se asoman a la pantalla del televisor. Hace unos días he tenido la oportunidad de comprobar que los vecinos portugueses no se libran tampoco de este supuesto bálsamo que son las colecciones costosísimas e inacabables.
No hago recopilación de nada. Tampoco me puedo permitir el lujo de vacaciones en lugares lejanos y no trillados por el turista de pantalón corto y camiseta fresquita supertranspirable del Decathlon, y presupuesto ajustado, lo que me evita la depresión post vacacional. Así que me integro en el grupo de los que tienen que acudir a la literatura para viajar. Lo mejor en esos casos, las rarísimas y desconocidas antologías que pasan desapercibidas para mayor gloria de los coleccionables. Podría citar la de la literatura coreana, de la editorial Verbum, las de la polaca, griega, etc. de Páginas de Espuma, y esta, la de Carena, cuya editora literaria es Any Khachatryan, y que tengo el gusto doe dar a conocer en la edición de este mes de Ojos de papel.

lunes, 26 de julio de 2010

ENTREVISTA EN EL HERALDO DEL HENARES


Esta es la foto que ilustra la entrevista que realicé a Silvia Andrés y Rafael Manrique y que hoy publica "El Heraldo del Henares".

Situados en un orbital que se aleja bastante del núcleo de autores que quieren ser reconocidos por la calle, parece que la foto que me sirvieron recoge el momento en que se empieza a fraguar la gestación del libro "Diecinueve rayas", publicado por Mil razones. A veces la propia creación la obra es una historia en sí, y la foto invita a pensar en qué estarían diciéndose.

La reseña que realicé en su día, en la revista Ojos de Papel

http://www.ojosdepapel.com/Index.aspx?article=3599

jueves, 8 de julio de 2010

Dos años de LA BIBLIOTECA IMAGINARIA, a base de trabajo real.

El pasado lunes me entero casi por casualidad de que se han cumplido dos años desde que Cristina Monteoliva levantara las persianas de LA BIBLIOTECA IMAGINARIA. Una trabajadora infatigable y rigurosa a la que tendré que agradecer no solo su nula tendencia al autobombo, si no también su respeto escrupuloso al trabajo de los colaboradores.

Para celebrar la onomástica, mi reseña sobre un libro contundente, pausado, y con una factura clásica, pero personal.
http://www.labibliotecaimaginaria.es/page10.php

viernes, 2 de julio de 2010

No sé porqué se llama OJOS DE PAPEL


No sé porqué la llamaron "Ojos de Papel" si se publica en la red. Pero ahí está otra vez. Este mes mi reseña se ocupa del libro "La casa donde se esconde el sol". La narración de un viaje que pretende rememorar otro viaje: el de los gitanos desde su India natal hace ya más de mil años.

lunes, 28 de junio de 2010

Gentes encerradasen una burbuja. Pero no del tipo "burbuja inmobiliaria".


"Edificio", de Ana García Bergua, tiene las escaleras justas. La excusa y reto más común del vecino español es la de "estoy en mi casa y hago lo que quiero". Al lector le gustaría llamar a cada puerta, y al modo de esos predicadores de cualquier religión norteamericana dar consejos gratuitos. Pero cada personaje naufraga a su manera.
Relatos que son como un ascensor entre dos pisos: ni arriba ni abajo, humor amargo.
Mi reseña en la siempre abierta "La Biblioteca Imaginaria", donde también se pueden leer más y mejores reseñas, desde luego.

domingo, 20 de junio de 2010

La literatura no solo circula por autopistas, también por caminos forestales: Pepa Cantarero

RESEÑA PUBLICADA EN LA BIBLIOTECA IMAGINARIA http://www.labibliotecaimaginaria.es edición del jueves 17 junio

Te compraré unas babuchas morunas
Pepa Cantarero
Ediciones Carena, 2009
367 págs.
22,00 €

No recuerdo si era Unamuno aquel que nombraba la intrahistoria, esto es, el hecho de que la historia debiera ser contada a partir de la vida diaria de los ciudadanos de una nación, en lugar de a partir de las grandes gestas de sus gobernantes. Perdón si me equivoco en la cita. Pero en una cosa sí que no me apeo del burro porque no ando muy descaminado, y es en mi afirmación de que el compendio titulado “Te compraré unas babuchas morunas” es un ejemplo de intrahistoria. ¿Y porqué le llamo compendio? Porque no solo es intrahistoria. Es además una novela con trazas (huellas) de autoficción, un ajuste de cuentas con el pasado personal de la autora, un documento catártico en el que ha invertido la friolera de 30 (en letra treinta) años de su vida, que se dice pronto.

Lo de la intrahistoria: la novela retrata las vivencias y vicisitudes de tres generaciones de la familia del personaje que se oculta tras el nombre de “Arsenio el ranchero”, o Arsenio Camacho, abuelo de la escritora, dueño y señor de las vidas de su familia, reputado como un sabio, poderoso como un cacique, temido como un diablo. Sin salir del territorio cerrado y asfixiante, pero mágico, de la inexistente “Jara de la Sierra” en la provincia de Jaén, nos llegarán los ecos del paseo de este personaje desde Orán hasta Brasil, las condiciones en las minas allí y aquí, antes de asentarse en las de aquí, en las de Sierra Morena… La hecatombe de la Guerra Civil con sus piojos, su hambre, sus pérdidas irreparables (recuerdo una definición de estadística: cuando un hombre muere es una tragedia, cuando cien hombres mueren es una estadística). Y es que un solo hombre marca la vida de Ariadna, la madre de la protagonista, y por ende la de todos sus hijos.

Todo es tangencial, no hay un afán por profundizar en nada ni por hacer una radiografía social, pero sí una resonancia nuclear magnética de los sentimientos, y el caso es que sentimientos y entorno social se entrelazan de tal forma que como sin querer todo pasa ante nuestros ojos: el retrato de una España que arranca en el bandolerismo y que derivando en la pérdida de nivel de vida en el campo arroja a sus habitantes a la emigración; el amor reverencial por la tierra que demuestran estas gentes, y que a un lector joven podría sonarle a realismo mágico y no a realismo; la Barcelona del desarrollismo industrial; el costumbrismo secular andaluz reflejado en los ritos mortuorios; la deshumanizada frialdad del estado del bienestar catalán de los 80; Y en paralelo, ya digo, la interioridad diseccionada de los personajes, sus grandezas y sus pequeñas mezquindades, donde tanto como la figura de Arsenio monta la de Ariadna, los dos pesos pesados de la narración.

Así es la vida, intrahistoria, y así es “Te compraré unas babuchas morunas”, puro nervio porque está escrita con las tripas, con el hígado y con el corazón, y quizá por eso se siente real como una bofetada, el lector termina queriendo a los personajes, pero no con la corrección política de alguien que en el salón de su casa lee en pantuflas o en babuchas, no en la forma de “te amo mientras te estoy leyendo y cuando cierre el libro se acabó todo entre nosotros”. Eso queda para las lecturas convencionales, porque estas líneas no se leen, podríamos decir que se viven, casi seríamos capaces de oler el arroz con conejo que se comen la nieta y sus primos en una reunión familiar en la que revuelven el pasado y remueven una vez más en la figura de Arsenio, el abuelo/dios. Pero porque nos da la gana olerlo, porque queremos sentirlo, no porque la autora se meta a describir las volutas de humo del carbón de encina, eso sí que no, porque no hay concesiones ni al estilo, ni a las mínimas reglamentaciones estructurales y formales.

Y ahí ya hablo de “compendio” y eso sin afán despectivo sino descriptivo. “Te compraré unas babuchas morunas” es una creación atípica en su contenido (ya dije al principio que es más que una novela). Y por su puesto en su forma: desde la transcripción literal de una entrevista en la que la escritora interroga a un paisano en torno a la figura de su abuelo), pasando por el cuerpo ficcional puro y duro en el que la autora da forma, literaturiza su memoria para hacerla asequible al lector en forma de narración, y hasta alguna que otra fotografía... O la pieza teatral en la que los intervinientes son Arsenio, su mujer Justina, y un matrimonio entre el que Arsenio como juez que es (hablamos de antes de la Guerra Civil, cuando su republicanismo lo pone en la picota, pero su fama de hombre recto lo libra de la muerte por la mediación de un alcalde que a pesar de ser de derechas media por él), tiene que mediar. Un ejemplo doble: por una parte de “disparate” formal, de otra, cuadro antropológico en lo social que nos muestra las inquietudes, las ansias, y el equilibrio de poderes conyugales de aquel tiempo.

Pepa Cantarero dice en una entrevista que no ha pasado por la universidad. Pepa Cantarero no me suena de nada como autora. ¿Tiene esto importancia? Pues para mí, y en relación a la historia, sí. Porque eso me da idea de que el tremendo “desorden” cronológico y narrativo de este magma en el que uno nunca se pierde por muy liado que esté el ovillo, la febril y visceral inexistente trama nace más de la propia naturaleza de la historia-historia que está narrando. ¿Es fácil contar una historia familiar sin tener que echar mano de las disgresiones? Es consecuencia además, de un lento fraguado que ha llevado treinta años. Uno se da cuenta de que eso no es una milonga, una guinda exhibicionista de la autora, porque se aprecia claramente un pulso oscilatorio que transita desde la rendida admiración hacia el abuelo, que deriva hacia la petición de que rinda cuentas, y que termina en el juicio a su memoria. Y no, no es el escorzo, el punto de inflexión formal de una autora universitaria que en las aulas vio la luz y que una mañana se levanta y mojando la magdalena en el café se dice “voy a escribir algo a lo Luis Martín Santos”.

La verdad es que a estas alturas de la reseña no sé si todo lo que he dicho observa una mínima coherencia. Pero debe entender que no estamos hablando de un producto manufacturado, de una operación mercadotécnica, de una obra hecha para contarse y venderla muy bien, si no de una sopa liofilizada. Como en una sopa de sobre, aquí todo cobra cuerpo al leerse. Los sufrimientos se nos hacen cercanos (la autora se ha saltado el mandamiento que dice que el autor debe tomar distancia respecto del texto para hacer justo lo contrario). ¿Cómo es posible que un ente tan cercano como una familia de pueblo de la Andalucía profunda se nos transforme en una saga comparable a los Buendía? ¿Será porque da voz a los muertos, los pone a dialogar con los vivos…? A decir verdad lo único que sé es que la escritora tampoco se puso babuchas para escribirla. Ha transitado con botos camperos por la narración, no le importó que sus pasos resonaran como los ruidos que siempre acechan en la parte alta de la casa grande, y le ha salido una novela o lo que sea, llamada a perdurar en la memoria del lector.

viernes, 18 de junio de 2010

CON LOS PIES EN LA TIERRA

-Que yo no entiendo de financiamientos, pero que “abundancia crea vangacia”, es vox populi, hija –el curita hizo una pausa para sacar de su manga un pañuelo inmaculado con que secarse el sudor-. Y deste modo, es que tu marido hace bien en tomar la iniciativa de ocuparse de tu hacienda y de tus restantes fortunas. Que no es mal hombre aquel que sin fines de usura busca mejores dividendos –aquí puso su dedo índice a mover, como si martilleara las palabras-. Eso es como el agricultor que abona la tierra para que reporte más maíz. No le roba nada. Y yo te dijera que si los bancos mejores están en Texocupal, pues bien que hizo en acudir allí, a la digna capital del estado, con todita la mosca.

-¡Ay, padrecito! –la mujer juntaba sus manos apretadas y las colocó a la altura del corazón-. Le voy a extrañar tantico ansí como se extraña a un padre de verdad, padrecito, que yo lo sé bien, que es un sentimiento que llevo muy hondo yo que no conocí al de mi sangre, que mal murió antes de mi venida al mundo –y la mujer se secó los ojos con un pañuelo que también sacaba de la manga de encaje del vestido. Una tela que bien pudo costar una dolariza en su tiempo, y elegante en aquellos años, pero fachudo para el tiempo de ahora.

-El ministerio de dios se nutre de hombres buenos, –tomó entre las suyas las manos huesudas y venosas de la mujer dándole tres golpecitos antes de soltarlas- más buenos que yo, y de veras encontrarás consuelo mayor en mi sustituto.

-Difícil será… -y la mujer ahogó un sollozo-. Qué adolorido se va a quedar mi esposo cuando conozca lo de su marcha súbita. El no poder despedirse de usted como es debido le partirá de seguro el corazón. Si supiera la gran estima en que mi marido lo sitúa a usted –y al cura se le dilataron las aletas de la nariz y la piel de la cara pareció estirársele, y bajo el alzacuellos pareció engordarle la papada a causa de una respiración desacompasada. Por un momento pareció mirar a la única puerta cerrada de la estancia, que se situaba a espaldas de la mujer. Casi quiso balbucir algo-. No, no hace falta que se disculpe de las buenas aburridoras que usted me echara en el principio: que si acciones son amores, no besos ni apachurrones… que si yo le superaba en tantas. demasiadas añadas a él…

-Y “baile y cochino, el del vecino” –atajó el curita sonriente- ¿Estamos?

-Eso mismo – y otra vez juntó para apretarlas sus manos en el pecho, y mirando hacia las alturas-. Y cuántas veces lo de que una mujer de mi edad, ya debiera voltear más de diez revueltas antes de gastar un peso en fiestas, y cuidarse de los doscaras –y ambos se rieron brevemente.

-Reconozcamos que no es un hombre de los que se den por aquí, ciudad pequeña o pueblo grande. No es fruto destas tierras. Natural que tuviera mis reservas. Supón que antes quel, no conocí jamás quien se acomodara a lo de “busca mujer por lo que valga y no por la nalga” –musita unos latinajos y se persigna-. Que esta tierra de santas mujeres, los hombres convierten en malpaís de la carne, y no miran más que la color quel de la tira de piel que asoma, sin importarles la policromía de los sentimientos. “Si lo que se enseña es la muestra, ya no destape el huacal”, se dicen siempre los boquiburros.

-Él es el mismísimo refinamiento personalizado. Y ya le digo qué berrinche severo se tomará cuando sepa que usted marchó antes de que él pudiera despedirse –el sacerdote asiente con la cabeza, aunque se remueve inquieto en su silla, y por su cara parece como si de repente le asaltara un cansancio de confesionario, como el hastío de tratar los mismos pecados con las mismas beatas-. Cien años que viviera cien años que él me refiriera lo de la puerta de la tienda de abarrotes, que asimismo usted fuera su ángel de la guarda.

-¡Esos mentecatos!… Siempre con sus malacrianzas…

-Lo hubieran machucado de una golpiza. Él no está hecho a las rudezas y nunca ha venido con nadie a las puñadas.

-Es que esos mostachos de foca no soportan la visión de un hombre que es capaz de andar con distinción. Esos mismitos dos ojos que de poco les valen no saben apreciar un bigote fino, cortado con gusto. Son unos machines que meten la torta en el molcajete para coger mojo de ajo, y no soportan que un hijo de dios se sirva con cuchara –el curita alzaba la voz como en el clímax de un exorcismo, y bajó el tono de súbito al mirar la expresión asombrada de su interlocutora-. Bueno, yo no es que practique y entienda costumbres pulidas. Tampoco es que coma en mantel bordado y con cubierto de plata a día. Y de las modas… Ni que decir que con mi obligada uniformidad, yo no puedo aplicarme el dicho: “de la moda, lo que te acomoda”. Pero también tengo un pie en este mundo y puedo opinar.

-Opinar, pues claro. Como a cualquier hijo de Dios le es dado. Y su opinión es la que más cuenta para mí. Pero no debe hacerse sangre de esos duros de maceta.

-Perdonar es lo primero.

-Ya sin saber quienes fueron, pero por mí están perdonados todos los que prendieron aquellos correveidiles de que si le movía mi mucha edad y mi mayor pesada, mi sonante caudal… Pero a los que raizaron la idea para emponzoñarlo -y se llevó la mano a la boca como si fuera a bostezar- de que era un muchachero, de corrompedor de chiquillos…

-¿Quiénes dijeron qué? –y otra vez pareciera que al curita el alzacuellos le cortara el respiradero, porque con su dedo índice lo estiraba, se lo apartaba de la garganta, y en una de esas que moviera el cuello, miró de refilón la única puerta cerrada en la estancia, como si lo siguiente fuera buscar el aire allí.

-Pero mejor dejemos correr semejantes aguas, –y como en una de esas películas antigüas que por sus demasiados años ella ya tenía visionadas, esas de enamorados que se separan, pues le dio la espalda al padrecito y se acercó a la ventana, mirando abajo, al emparrado- que no quiero quedar como rajona y encima llevarme una regañadera y penitencia en su último día –y seguía mirando para abajo cuando las cejas le revolotearon de asombro hasta caer ceñudas-. Ese de ahí… -la interrumpió una secuencia de tres pitazos de aviso que el conductor de la pick-up hizo sonar al tiempo que subía la cabeza hacia la ventana desde la que ella miraba. Luego el hombre se sacó el sombrero tejano y lo movió en un saludo cortés-. Esa arca grande de ahí que va en la camioneta es la que sacó mi esposo hace dos días de casa. Ahí mismitico que teníamos disimulado todo el cash que llevaría al banco en busca de dividendos.

-¡Mande!... –y parecía que el esfuerzo por levantarse raudo de la silla le restara al cura la voz, porque las palabras se le atascaron como los pasos en un fangal-. ¡Ay, hija mía! Tantos años aquí, que he guardado secretos que secarían, peor aún, que pudrirían el corazón de las mujeres… Este es el más limpio e inocente de todos. Y te lo he de revelar ahorita y no conculco voto de silencio alguno. Y si de silencio hablamos a ti más que a nadie incumbe que no se rompa. –Empezó a pasear por la estancia hasta llegar a la única puerta cerrada, frente a la que se plantó antes de pegarse la vuelta y seguir hablando-. Estábamos en que tu marido salió dos días. Esos son los mismos que hacen que me dejó aquí ese baúl que pesa como los pecados de cien mil diablos para que yo, al paso de mi destino definitivo lo entregue en el banco capitalino. La purita estrategia de un hombre listo.

-De seguro padre que no le entiendo.

-Pues que son muchas las almas que penan en esta tierra la envidia. El vértigo de la plata es como la llamada de la sangre, piensa en las treinta monedas que recibió Judas. Alguien que se enterara del motivo de su viaje podría pensar en robarle. Pero quién podría pensar que un probo sacerdote pudiera llevar encima, en la caja de la furgoneta, ese vuestro caudal.

-¡Ay padrito! Faro y guía del necesitado hasta el último momento –y la mujer dejó de mirar por la ventana, cruzó las manos, y las colocó a la altura de su boca, como si fuera a rezar, al tiempo que avanzaba tres o cuatro pasos llegando casi a al altura del sacerdote.

-Mira tú, mujer, que vienen doblados los tiempos, y tu marido tiene la aureola de oro que tú le has dado. Ya sabes por periódicos y noticieros televisados que en este infierno no faltan a diario las balaceras, y ojos avizor, y recados a la oreja, lobos vestidos de corderos, agentes luciferinos que visten el uniforme del samaritano. He de irme. El claxon de ese carro suena como las trompetas que derribaron las murallas de Jericó. Y ahora, mijita, ven que te dé mi bendición.

miércoles, 9 de junio de 2010

NUEVO LIBRO DE ÁNGEL OLGOSO


Dos libros de relatos en el mismo año son mucho decir. Pero como nunca es mal año por mucho trigo ni mal libro por mucho líquen, aquí está el segundo de Ángel Olgoso en este año, que presenta en Granada el viernes 11 de junio.

Literatura diferente que no deja al lector indiferente.


miércoles, 2 de junio de 2010

HAY RAYAS QUE MARCAN UN ANTES Y UN DESPUÉS


No podría dar mil razones por las que leer este libro editado por Milrazones, pero sí unas cuantas que expongo en mi reseña de este mes de junio en la web "Ojos de Papel" http://www.ojosdepapel.com/
La portada contiene efectivamente dieciocho rayas paralelas, y una secante. Nunca una portada fue más ilustrativa, porque los 18 relatos tienen una estructura igual, se podrían prolongar en el infinito, y a pesar de todo nunca se tocan.

martes, 1 de junio de 2010

TIERRA SIN TIERRA



Mamá mira a través de los cristales empañados del invierno cómo mi padre despeja de nieve, a fuertes paladas, como un jabalí enardecido, la entrada del edificio en que vivimos y trabajamos de conserjes.
Yo miro las pequeñas agujas de hielo que flotan en la lata de chucrut recién abierta. Mi hermana la acabade traer, y se calienta las manos adoloridas por la helada en la estufa que domina la estancia, nuestro universo único de salón comedor, dormitorio, sala de estar, sala de velatorios… El ataúd de mi abuela descansó sobre la misma mesa astillada y repintada en que ahora aguarda la lata de chucrut. Durante el día y medio que la abuela estuvo allí no pudimos tomar más que bocadillos, la mesa era un territorio tomado, y comer equivalía a no demostrar pena.

Mi abuela paterna cumplió su sueño de no durar mucho en la tierra prometida, la tierra donde la tierra no se pisa,la Norteamérica que miraba con uno ojo cubierto de cataratas. En Ucrania jamás vio más tipos humanos que los caucasianos. Así que cuando se cruzó por vez primera con algunos negros, debieron tomarla por una blanca chiflada, no podía ser de otra manera en una mujer que reaccionó con gritos de espanto al contemplarlos. Luego ya, en su constelación de confusiones decía que eran una raza de mineros del carbón.

Mi padre ha golpeado con los nudillos en el cristal del sótano. Es la señal, precisamente para el carbón. Toca alimentar el corazón de la bestia, y para eso debo bajar los escalones del sótano. La caldera reparte su aliento por todo el edificio, a excepción de nuestro cubículo, donde late el corazón de otra bestia menor, una estufa de hierro, colado o fundido, todavía no sé la diferencia.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Sara Mesa en EL SÍNDROME CHEJOV

"Entre los cultivadores del relato se está extendiendo un discurso demasido victimista y un poco alejado de la realidad".

Estas y otras verdades del barquero (por ejemplo la eterna e innecesaria esgrima novela/relato), son las que se pueden leer en la entrevista que Miguel Ángel Muñoz realiza a Sara Mesa a propósito de su libro "No es fácil ser verde".

viernes, 30 de abril de 2010

Boxear con guantes tipo "Gilda": las fantasías animadas de Berta Marsé.

PUBLICADO EN LA EDICIÓN DEL JUEVES 29 DE ABRIL DE "LA BIBLIOTECA IMAGINARIA".


Fantasías animadas
Berta Marsé
Ed. Anagrama, 2010
241 págs.
17,00 €


Días atrás vuelvo a leer en algún sitio algo que ya creo haber leído hace algún tiempo en otro sitio, aunque en aquella ocasión documentado con cifras y letras:
“En el mundo de las letras existe una controversia interminable en cuanto a la literatura femenina, la eterna reflexión de en qué medida se puede hablar de ella como de un subgénero con entidad propia. En cualquier caso el debate es amplio y cargado de matices y si algo parece concluyente es que los cánones literarios favorecen la escritura hecha por hombres”.
Y me digo que toda opinión es respetable, y también repudiable. Me molesta como hombre lector, como hombre escritor, como hombre, que se nos siga culpabilizando, anatemizando, buscándonos las cosquillas en terrenos como la literatura y el arte, donde suerte, visibilidad, por supuesto talento, y algunas habilidades sociales priman más que el sexo. Hace ya bastantes años que las escritoras no tienen que ocultar su identidad firmando bajo un seudónimo masculino. Ya pasaron aquellos tiempos en que una mujer no podía abrir por sí sola una cuenta corriente, ni firmar una escritura de propiedad…
“Ahora en confianza les diré que soy una víctima del sistema. Solo envié mi manuscrito a una editorial, y me dijeron que no, pero no por ser un pésimo escritor, sino por ser hombre. Es que los editores no quieren ganar dinero. Todos carecen del olfato empresarial necesario. Y como no tienen deudas que pagar, ellos lo que quieren es publicar solo mujeres para ganarse sus favores sexuales”. Compárelo con la afirmación que está en el origen de esta pajilla mental. Cualquiera de las dos atenta contra la inteligencia lectora, escritora, y editora sin distinción de sexos, y la única verdad que contiene es la de que soy un mal escritor.
No son pocas las mujeres que se sienten hartas de tanta “defensa”. Hace unas semanas una profesora universitaria me comenta a propósito del tema que ella jamás se ha sentido desplazada o ninguneada, que no necesita que la defiendan, y que ese “ruido social de fondo”, empaña sus propios méritos porque a este paso habrá quien termine sospechando de su capacidad y de su trabajo: “esa no está ahí por sus méritos, sino por ser mujer”. ¿En qué momento se tocarán los extremos?
Berta Marsé, a pesar de ser mujer, y a pesar de ser hija de, es de las que tampoco necesita que literariamente nadie la defienda. No requiere de incendiarias/bomberas que se despeinen o se partan alguna uña por ella. Su obra “Fantasías animadas” se sostiene sola a poco que se lean las primeras líneas. Cualquier editor/a, a poco listo/a que fuera, habría publicado esta obra sin mirar quién la firmaba. Porque empezando por lo técnico, estamos ante un libro de factura impecable, nada le sobra nada le falta. Su intención es contar, contar historias en lenguaje natural, y en ningún momento se plantea a qué huelen las nubes. Pocos relatos, siete, pim, pam, fuego, y vaya si hacen pupa estas historias.
Por circunstancias de falta de tiempo, la lectura de este libro me ha llevado bastante tiempo (perdón por las limitaciones de mi vocabulario y por hacerle perder el tiempo leyendo mis disculpas). Pero aún en esas circunstancias adversas de dejar relatos a la mitad durante periodos tan largos, jamás he tenido pereza por volver a él, bajo ninguna circunstancia he podido olvidar la trama abandonada, las expectativas de diversión, el giro que la historia seguro va a dar hasta llegar a la categoría de puñalada trapera que me esperaba tras cada narración “interruptus”.
“Los Pons Pons” borda una familia a la que por mucho tiempo guardaré en el recuerdo, estoy seguro. Pese a que Berta Marsé engaña con ellos; bueno, nos engaña con todos menos con el último de los relatos. Actúa como un camello abriendo mercado: las primeras dosis no las pagas. Las narraciones se abren con una expectativa mordaz, jiji jaja, pero qué humor tan depurado gasta esta muchacha, y luego la historia se va fermentando, aparece la costra (también un señor Costra) seca de una pupa provocada quizá por una pequeña caída como la del padre de Teresa, la de “Gran Noche de Gala”, que Berta Marsé fotografía, y luego rasca y rasca, hasta arrancar. Ya es demasiado tarde, la piel ya está colonizando el contorno, sí, con su tono más sonrosado en los bordes, pero es imposible volver a poner la costra en su sitio. Uno se encuentra suspendido ya en la historia, cagondiez, en el sillón de dentista que es cada narración: ergonómico, pero susceptible de servir de soporte para la tortura a manos de un sádico. El lenguaje que utiliza es un anestésico cinematográfico, tiene un poder visual y evocador imposible de resistir.
1 + 6. Los relatos en que la historia se vehicula en mujeres son seis frente a uno. ¿Es un libro sobre mujeres? No. ¿Es un libro para mujeres? No. ¿Es un libro feminista? No. Es una obra universal en la que la excusa son las mujeres, que no juzga a nadie, sin victimismos, que no contiene moralinas pías, sino que disecciona en una sala limpia a unos seres sencillos, tan rotunda y necesariamente sencillos que podrían ser vecinos nuestros (una empleada de agencia de viajes, una funcionaria, un emprendedor con poca fortuna, una hermana desquiciada y que es una carga más que un alivio, un padre autoritario, un taxista con ciertas tendencias a la anacronía social, unas amigas que se ganan la vida trabajando y que en su cena periódica se despellejan entre ellas…) Nada extraordinario, nada glamuroso, mujeres que intentan no pagar el billete del niño en el autobús y miran de reojo el taxímetro pensando en lo que les va a costar la carrera, mujeres que son un reflejo de todos los miedos, ansiedades y sobrecargas que hoy día, sin distinción de sexos, nos acechan y nos quitan el sueño: ¿cómo voy a cuidar a mi padre que tiene principio de Alzheimer si no puedo tirar ni con lo que tengo ahora mismo? es la pregunta que subyace en el referido “Gran noche de Gala”, y ¿porqué las ratas abandonan el barco?, la que flota en “Lo de don Vito”.
Ya digo que quizá la fórmula reside en la síntesis de habilidad cinematográfica y talento narrativo, nunca fue más verdad esa capilaridad, ese intercambio iónico entre cine y literatura (“El bebé de Rosa” es un homenaje a “La semilla del diablo”, que siento no haber visto). El caso es que hay una conexión emocional con los personajes, el lector los adopta y quiere proteger a estas mujeres como hijas suyas. ¿Es una pose machista? ¿Me traicionó la testosterona y por eso merezco fregar de rodillas la próxima vez?, pues no lo sé. Uno (otro ramalazo del hombre primitivo que me habita) quisiera sacar de su madriguera a ese Santi de “Lo de don Vito” por las solapas para que dé la cara en este asunto que también le incumbe, y que se ha enquistado y que amenaza con infectarse, y que ha revelado la naturaleza de esta familia triangular en la que además la hija siguiendo el curso de los tiempos no quiere saber más allá de sus derechos.
Las mujeres a la hora de asesinar siempre utilizan métodos con los que no mancharse las manos, el veneno es su arma principal. Berta Marsé, como mujer, ejercita en estos relatos una crueldad limpia, y “Cocinitas” (el título viene que ni pintado), es el paradigma. Una venganza, sí, merecida, pero… Y ahí está lo interesante (aparte del material ficcional) de este relato: que crea un conflicto en la conciencia del lector entre esos dos pesos pesados que son la justicia, y la corrección política, en este caso llevados al terreno de la práctica social, ¿hasta dónde debe uno/a aguantar que lo/la tomen por imbécil?
“Los amigos perdidos” (en realidad las amigas), podría ser el relato más “femenino”, pero ni por esas. Ya dije que las mujeres son solo una excusa, el altavoz que reproduce la tonada. La envidia de baja intensidad, los pequeños “y tú más”, las traiciones menores, no tienen identidad sexual. Aquí también el color de la reacción química va virando (no me acuerdo ya si el Predictor también viraba como una tira reactiva), y el mazazo final, la única verdad que nos aguarda, pone a todas en su sitio.
“Fantasías animadas” ya digo que es un título engañoso. Y si además uno lo asocia con el apellido de la autora, el entramado molecular de las estructuras mentales preestablecidas empieza a trabajar: “esta es la hija de, que nos va a ofrecer unas burbujas cosquilleantes como las de algún cava de Sant Sadurní d’Anoia, pero sin más bouquet o buqué que el que pueda dejar el agua”. Es bueno equivocarse, que las malas expectativas se quiebren, darle por allí a la mala baba. “Fantasías animadas” los tiene bien puestos (ay, perdón), nos enfrenta mediante estos relatos a los fantasmas de nuestro tiempo: la presión por el exceso de responsabilidades a que mujeres y hombres nos vemos sometidos, la ansiedad que nos provoca no poder llegar a todos los frentes que se nos abren, el sentirnos rodeados de agua por todas partes... Pero también (y esta me parece la reflexión más novedosa e interesante de todo el libro), pone sobre el mantel de hule de nuestro salón comedor personal el binomio identidad y realidad. Sin demasiadas brumas, sin frases espesas, sin quincalla verbal. “Las prosperitas” es ese relato final (aquí ya en ningún momento hay esa brisa de humor suave, pero tampoco una solemnidad de altar mayor) que indaga en las raíces de una familia, (en los libros de relatos que me han gustado siempre encuentre un ejemplo de este tipo).
Dejemos a un lado las consideraciones de indignidad física y de dependencia terrible que implican enfermedades degenerativas. ¿Es lícito querer traer a una persona al presente cuando sabemos que en el pasado (real o en forma de “falsos recuerdos”) es más feliz? ¿Qué derecho tenemos sobre nadie para decidir qué es realidad o no, qué le hace feliz o no?
La pregunta queda en el aire, y yo desde luego espero conservar por mucho tiempo este libro en la memoria. Será buena señal.
Ah, se me olvidaba. Si después de todo es verdad que “…los cánones literarios favorecen la escritura hecha por hombres”, bendita excepción la de “Fantasías animadas”, literatura hecha por una mujer para seres humanos sensibles, sin estreñimiento, ni malos rollos pasados.

martes, 27 de abril de 2010

RAMBLA


Avanzan a lomos del burro. Ella sentada de lado. Él detrás, sosteniéndola con sus brazos por la cintura. Ella niega con la cabeza, como si espantara una mosca borriquera o el aliento del hombre, que le ha susurrado algo, le cosquilleara. Él le acerca otra vez sus labios al oído y la mujer rompe en una risa artificiosa, histriónica. Reverberan sus carcajadas en las paredes del pequeño desfiladero con la misma facilidad que en las calles empinadas, estrechas, y con olor a orines de la ciudad.

-¿Por qué vamos por aquí? ¡No me dirás que esta rambla es el único camino para llegar al pueblo!
-No te ha de faltar un respeto, una mesa bien puesta y un señor colchón relleno de lana, princesa de labios carmesí. Otra cosa: será mejor que hagas oídos sordos a lo que digan las mujerucas de alrededor. Son unas arañas peludas que tejen y tejen sus redes en el frescor de las cocinas.

Hay un ruido de chicharras que se rompe con el golpe sordo de un pedrusco estrellado contra la grava. El pollino hace un quiebro y ambos casi van al suelo, y el hombre abre exageradamente las piernas en ademán de clavarle los talones en el costado.

-No se le ocurra hacerle daño al Rufico, padre, o no respondemos.

En una de las márgenes del cauce, arriba de la suave elevación arcillosa, el hijo mayor, un apunte hosco de los hombres de aquella tierra, prepara otra vez la honda. Carga una piedra grande y redonda como un melocotón, sacada del lecho de la rambla. El pequeño se esconde detrás de su hermano después de haberle proporcionado la munición. La hija mayor escupe al suelo y hace una cruz con el pie. Se asoma un poco más y se ve que sostiene sobre su cintura, a horcajadas, a la hermana pequeña.

-¿Qué nos trae, padre? –con el brazo libre la hija levanta un puño amenazante, y por el roto en la tela del sobaco asoma una pelambrera abundante-. ¡No sueñe usted que va a pisar en nuestra casa esa mujer de la vida! ¡Una lagarta! ¡Sacacuartos! ¡No te va a quedar un pelo en la cabeza, perdedora de hombres! –y a continuación se persigna compulsivamente.

La mujer se apea del burro. Descuelga su maleta de cartón con refuerzos metálicos en las esquinas, todo su capital, y echa a andar a trompicones por donde vinieron. Su vestido de colorines es un reclamo en el paisaje pardo del veraNo. El hombre también se baja e intenta detenerla sujetándola del brazo, ella se enfurruña e intenta desasirse.

-No me falta de puntería -grita el hijo, capitán de los desharrapados.

El hombre suelta a la mujer. Se clava primero de rodillas y con las manos se tapa la cara al tiempo que se arroja de bruces, despacio, como un suicida sin demasiada vocación, sobre el cauce seco y ardiente. Golpea la grava ardiente con unos puños sarmentosos.

-¡Malditos granos de pus! ¡Babas del diablo! ¡Hígado y riñones de la bestia! –el hombre ha leído libros, enseña lectura y las cuatro reglas por cortijos y aldeas, y domina algunos latinajos que balbucea cuando el vino le llena el estómago y los saca de allí, pues es allí donde le habitan. Y al recitarlos piensa en las comidas calientes de cuando fue seminarista-. ¡Os he de ahogar uno por uno en el pozo! –y luego gime lastimosamente, como un can apaleado. Levanta la cabeza a tiempo de ver cómo en una de las riberas una culebra serpentea a esconderse en el frescor de las matas de alcaparra. Recuerda el dictado que le hizo ayer al hijo de un labrador rico de la zona. Lo sacó del libro más viejo de la casa, el de los hermanos Claudio y Esteban Botelou, el “Tratado de la Huerta o método de cultivar toda clase de hortalizas” o “Tratado de la Huerta en forma de diccionario”, de 1801: “Entre los alcaparrones o cálices mayores se destinarán algunos para que manifiesten su hermosura y olorosa flor, dexándolos que perfeccionen su simiente”.

El burro ha empezado a andar por su cuenta. Si se le deja sin atar toma el camino de la tasca. El tabernero siempre le tiene a punto un puñado de alfalfa fresca.

miércoles, 21 de abril de 2010

FUE "JUEGANDO": 2º PARTIDO ENTRE POETAS Y NARRADORES CON HERIDOS INCLUIDOS

El titular de la noticia solo se refiere a los goles del domingo 18 de abril. Aunque prevaleció el juego limpio en todo momento, decir que el resultado en cuanto a los heridos, fue de 1 a 1: Miguel Ángel Arcas por el lado de los poetas con autolesión esguince grado 2, y yo, con autolesión consistente en conmoción (todavía no aprendí que la pelota hay que patearla, no pisarla) que casi me hace perder la consciencia, y pequeña brecha en la cabeza de 1,5 cm, no de 15 como publica "Granada Hoy" en su edición del lunes 19 de abril.

Exageración periodística, sangre y tinta, dolor y miedo se mezclaron en el terreno de juego.

Y en el hospital, revuelo, un flamante premio de la crítica, Andrés Neuman, firmando autógrafos cuando vino a recogernos junto al resto de los jugadores.
El que no escribe es porque no quiere, porque lo que es la vida, a veces nos proporciona material suficiente.

martes, 23 de marzo de 2010

ECHAR EL CIERRE



Los sociólogos Tom Holert y Mark Terkessidis denuncian en "La fuerza centrífuga", la "disneyzación", la conversión de las ciudades en parques temáticos para turistas con carteras abultadas.
Esta novela en parte les da la razón, porque en ella una de las tramas se refiere a la muerte de un Madrid (ciudad, no autor) ochentero, y el advenimiento de una nueva ciudad, calco o inspiración de las demás, la dirección del feedback no importa.
La reseña completa en la edición del pasado lunes de "La Biblioteca Imaginaria" ( http://www.labibliotecaimaginaria.es ), un local de bits sin humos.

domingo, 21 de marzo de 2010

ANDROMETROFILIA


Afección conductual masculina en la que la fuente de placer es la conversación continua y perenne en torno a las medidas. Cursa con alteración cognitiva dimensional. El individuo parece que mirara por una lente de aumento pues percibe los objetos de un tamaño mayor al real. Recientes estudios han logrado cuantificar dicha disfunción referencial en una magnitud escalar 5:1. O lo que es lo mismo: el varón afectado "verá" una longitud de 5 cm. donde la realidad metrológica nos va a referir 1 cm.
La sintomatología en estos individuos es clara y bien definida, gradándose en tres estadios evolutivos de menor a mayor infiltración psicótica:
El texto completo lo puedes encontrar en: http://parafiliasilustradas.blogspot.com/

miércoles, 17 de marzo de 2010

CURRÍCULUM NATAE



Ése soy yo. No estoy en la foto porque ahora mismo me encuentro ausente porque estoy malito; acostado en mi cunita principesca, que más parece la habitación acolchada de un loco. Lo digo por la mullida chichonera que rodea todo el perímetro, a base de guata o cualquier porquería sintética que protege mi sesera, mi cabezita de fontanela abierta como el Canal de la Mancha, o el Estrecho de Gibraltar.
Estoy pachucho porque me gusta recopilar virus y bacterias, cualquier agente patógeno que pueda cobijarse a buen recaudo en un recodo de mi intestino delgado, en esos sacos de aire que son los pulmones, en uno de los dos caracoles de mis oídos... Cuando sea grande e inmunoresistente los pienso coleccionar en sus respectivas probetas y tubos de ensayo, bien etiquetados para cuando vengan las visitas poder lucir mis distinguidas maneras de repelente niño Vicente.
Por las noches lloro, no por capricho: es que me quita el sueño que a mis padres les de el síndrome de la “muerte súbita del progenitor” y a mi hermana y a mi no nos baste con el seguro de vida para pagar la hipoteca con que el banco Damocles nos aprieta los cinturones y los pañales. Por eso es que descanso mejor bien arropado por sus cuerpos, los de papá y mamá, en medio de ambos como un obispo en un baile de pueblo. Su respiración acompasada me tranquiliza. Pero no se puede uno fiar, la muerte súbita del progenitor llega sin avisar, y por eso los monitorizo mientras están dormiendo o durmiendo, que eso me lo tendrán que aclarar, y compruebo la plenitud de sus facultades. Su elasticidad nerviosa, la fatiga de los materiales de que tienen hechos los brazos, si sus “eas” siguen acaramelados y con la misma cadencia al cabo de hora y media…
Siempre se empeñan en comprarme muñecos estrambóticos que me asustan cuando hablan hola me llamo queco, ¿y tú? si me rascas la barrigua me río. También unos mecanismos perversos de teclas, ruido y luz, para la multiplicación exponencial y precoz de mi cociente intelectual. Me gusta dejarlos caer al suelo para escuchar su ruido. Mamá y papá, papá y mamá doblan la raspa y me lo dan y lo vuelvo a arrojar y así por siempre igual que la piedra del tío Sísifo ese que se divertía tirando piedras, y si no, lloro, que para eso soy el rey de la casa, un patoso que anda con pies de plomo, y eso es un pequeño paso para el hombre, pero estamos ante un gran paso para la humanidad, porque sucesivamente y según quién me observe voy a ser tiburón en Wall Street, premio Nobel de cualquier cosa, presidente de una comunidad de propietarios, líder de una secta, o futbolista crack. A lo mejor ya lo he dicho y no me acuerdo. Como esta especie de chicle masticado que es mi cerebro está todavía sin conexiones sinápticas suficientes, memoria pez... Que a lo mejor he dicho que mis principales aspiraciones son de orden científico: todos intentan inculcarme las leyes del orden, pero yo pruebo los fundamentos espúreos del caos, y por eso arrojo constantemente y en cualquier dirección, juguetes u otros objetos contusos tratando de averiguar en qué posición aleatoria van a caer. Aunque he de admitir que igual no paso de freganógrafo porque los objetos inanimados que más me gustan son las fregonas, gamuzas, y plumeros. A algunos familiares algo chapados a la antigua les preocupa esa inclinación contra natura, pero mi tío tate (yo le llamo así) dice que no hay que preocuparse porque la diferenciación sexual viene después y que aún así y todo por suerte ahora ya no te cantan lo de “Mariquita, barre barre, con la escoba, de tu madre”, y que eso me librará de sufrir un trauma que de mayor me acarrearía una pulsión irreprimible por arrancar señales de tráfico y atentar contra el mobiliario urbano y romper algún que otro escaparate. Ahora no llego más que a la categoría de proyecto. Un proyecto del arquitecto universal llamado tiempo, que según he oído decir pone a cada uno en su sitio y al final a todos en el mismo saco, o ataúd, o sarcófago...

Mi relato, publicado esta semana en El Heraldo del Henares
http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=4296

lunes, 8 de marzo de 2010

ENTREVISTA A JUAN CASAMAYOR

Con motivo del décimo aniversario de Páginas de Espuma, su editor Juan Casamayor responde a mis preguntas en el periódico digital El Heraldo del Henares.
Si detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, no siempre detrás de una respuesta inteligente se esconde una pregunta aguda. La entrevista completa en http://www.elheraldodelhenares.es/

jueves, 4 de marzo de 2010

HABLEMOS DE PAZ

En algún libro se dice lo de que dios en el principio dio nombre a todas las cosas. ¿Existirían las cosas si no se nombraran? ¿Cómo podríamos explicarle a alguien que el perro es el mejor amigo del hombre si no existiera la palabra perro? También las cosas de las que no se habla terminan dejando de existir. Esos amigos comunes que acumulan años en el olvido y de los que ya no comentamos nada, son huecos en blanco para mi interlocutor y para mí.

Para empezar a ganar la paz lo primero es hablar de paz. "Hablar" y "paz" parecen indisolublemente unidas. Y así, de la mano, transitan por la columna semanal de Guadalupe Abrego, investigadora y defensora de la paz radicada en un lugar tan necesitada de ella (o de ellas, de Guadalupe y de la paz), como es México. Concretamente en Puebla, desde donde escribe en el periódico digital "Poblanerías en línea"
http://www.poblanerias.com/columnas/guadalupeabrego.html
Aunque digo México y digo mal, porque es exigible, fundamental, y hay que empezar a construirla en cualquier lugar: podríamos empezar por ejemplo en nuestro entorno laboral o familiar.

Se acerca el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y suenan fanfarrias y tambores. En nuestro país las ministras, directoras generalas, consejeras, alcaldesas, concejalas, y un largo etcétera sacarán pecho para dar el do de pecho y se impondrán medallas en las solapas de sus chaquetas de tweed, en sus trajes con cuadros Príncipe de Gales o raya diplomática. Mientras tanto en Ciudad Juárez seguirán creciendo cruces rosas en el desierto, en la India cientos de miles de niñas pulirán los adoquines y bordillos de nuestras aceras, en África no sé cuántas morirán de sida o serán empleadas como niñas soldado. Todo en el mismo caldero, pero en la base de todo está la paz, que como bien dice Guadalupe Abrego sólo se construirá sobre la igualdad y la justicia social. Es una suerte y un orgullo contar con la amistad de mujeres de este calado.

"Poblanerías en línea"
http://www.poblanerias.com/columnas/guadalupeabrego.html

Guadalupe Abrego
Psicóloga, profesora universitaria e investigadora de temas de paz. Realizó el doctorado en “Paz, Conflictos y Democracia” en la Universidad de Granada, España. Se doctoró con la tesis: Propuesta de Educación y Cultura de Paz para la ciudad de Puebla (México), que le mereció la calificación de Sobresaliente. Cum Laude. Por Unanimidad.

Cabe mencionar que la Propuesta, si bien fue elaborada en Puebla, donde se aplicó el Cuestionario para identificar violencia estructural/simbólico/cultural en la educación, a profesores y profesoras de educación básica, elaborado ex profeso, dicha Propuesta se hace y es extensible a todo el país, toda vez que a nivel nacional, tenemos los mismos planes y programas de estudio para la educación básica y también los mismos planes y programas de estudio en las Escuelas Normales, en donde se forma e introyecta el perfil requerido en nuestros profesores que tienen a su cargo la reproducción del sistema socio-económico del país.

Universitaria por más de tres décadas, impartiendo cursos de Filosofía de la Ciencia, Derechos Humanos y actualmente Sociedad y Educación. Miembro activo del Claustro Académico del Proyecto “Educación a Distancia en Derechos Humanos, hacia la Especialización desde las Ciencias Sociales”.

Coordinadora-Promotora del Proyecto de Seminario Permanente de Derechos Humanos de la CUDH-UNAM en Puebla y Coordinadora Nacional de la Red de Profesores e Investigadores de Derechos Humanos de México.

Programa de apoyo a proyectos para la innovación y el Mejoramiento de la Enseñanza, PAPIME 302607. UNAM. FCPyS. DGAPA.

Miembro activo del Consejo Latinoamericano de Investigación para la Paz (CLAIP), fundado por el Institute Peace Research Asociation (IPRA), cuya labor es la Coordinación de los diferentes estudios sobre temas de paz que se realizan alrededor del mundo, fundado por el Padre de la Investigación para la Paz, el Científico Social Johan Galtung, galardonado con el Doctorado Honoris Causa en nuestra Máxima Casa de Estudios, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en junio del 2006.

martes, 2 de marzo de 2010

Libros para guardar: De mecánica y Alquimia, de Juan Jacinto Muñoz Rengel

La revista mensual "Ojos de papel" http://www.ojosdepapel.com/ publica este mes en su sección Reseñas de Libros, la que yo he realizado sobre "De mecánica y alquimia", de Juan Jacinto Muñoz Rengel. Un viaje gustoso, divertido y deslumbrante, que se disfruta como si fuera uno de esos clásicos que no sabemos cómo, pero no nos sujetan a las páginas del libro.

lunes, 22 de febrero de 2010

PARAFILIAS ILUSTRADAS DE AYER Y DE HOY PRESENTAN...

El proyecto de la Editorial TRASPIÉS en su colección de narrativa breve ilustrada conocida como "Vagamundos". No se vayan todavía que aún hay más. Debajo, por supuesto.


Parafilias ilustradas

Todos sabemos lo divertido que puede ser aunar la literatura, el arte gráfico y el sexo, por supuesto este último cuanto más sutil mejor. De estas juntas pretendemos que surja nuestro siguiente proyecto editorial.

En Ediciones Traspiés, para la colección Vagamundos, estamos preparando una antología de microrelatos cuyo hilo conductor es que todos los textos e ilustraciones estén inspirados en alguna parafilia, conducta o práctica sexual. Todos podéis participar, pero si consideras que la parafilia que tú practicas, sobre la que te apetece escribir o te gustaría ilustrar no está todavía catalogada tan solo has de definirla y la incluiremos en el inventario.

Paralelamente hemos creado un blog (http://parafiliasilustradas.blogspot.com/) donde se hablará de los autores, se publicará el glosario de las parafilias (inventadas o por inventar), se informará de todo lo relacionado con el libro y de aquellas noticas de interés afines con el tema y, sobre todo, se publicarán relatos e ilustraciones tanto del libro como aquellas que no puedan entrar en el mismo.

Si quieres participar puedes hacerlo con un texto, una ilustración o con ambos, pero ten en cuenta los siguientes datos:

Texto de 250 palabras máximo.

Ilustración de 85x135mm, 300 ppp, a una tinta (negro).

Plazo de entrega el 15 de mayo de 2010 (para participar en el libro).

Para participar en el blog no hay fecha de entrega, sino que esperamos recibir aportaciones a lo largo de la vida del mismo, es más en función de la respuesta a este parafílico proyecto dejamos la puerta abierta a un segundo volumen.

Anímate, esperamos tu parafilia.

sábado, 23 de enero de 2010

BALACERA


Quizá no pudo resistir que al salir del armario, los machotes de la National Rifle Association of America lo sacaran a la calle. Aunque más bien parece que las advertencias de su madre cuando le decía lo de “No te conviene ese hombre. Va a ser tu muerte”, resultaron premonitorias.
De cualquier manera es aventurado afirmar que el descendiente de Oliver Winchester, se envenenó con tal de no dispararse a la cabeza. Sí, bien pudiera ser que así demostrara desdén para con su partenaire... Pero todo es tan confuso… Porque, aparte de la adolorida madre, ¿quién querría ver muerto al amante de su hijo? ¿Quién pudo disparar al hombre bala?

martes, 19 de enero de 2010

PAULINO MASIP, UNO DE TANTOS SILENCIADOS POR EL EXILIO


El número 9 de la revista Spejismos que desde su inicio se dedica en exclusiva al relato breve, adopta ahora el formato de blog. De la http://www.spejismos.com/ pasamos a http://spejismos.blogspot.com/
Allí se incluye mi reseña del libro del leridano Paulino Masip que viera la luz en el exilio, y que ahora por primera vez (y tras un arduo trabajo de localización de los herederos de Masip en México), se edita en España. Con este título la recién nacida editorial granadina Zimerman editores http://www.zimerman.es inaugura su actividad en mayo de 2009.
La reseña en el blog citado, y un extracto del dossier de publicación de la obra, que sirve también como carta de presentación de esta interesante editorial, a continuación.
(...)
"El novelista, autor teatral y guionista de cine Masip, como la mayoría de nuestros mejores literatos, artistas, filósofoso o científicos, se vio forzado a abandonar España en busca de un lugar donde sus ideas, su obra y su vida misma no fueran consideradas un peligro público, un objeto de censura, de purga, de cárcel o de asesinato. España sigue todavía curándose de los efectos que el despotismo y el sentido de superioridad moral de algunos poderosos, que trajeron la barbarie del golpe de Estado del 36, de la Guerra Civil y de la brutal represión que ésta instauró durante al menos cuarenta años. En Zimmerman creemos que parte de tal curación depende de devolver al país tanto de lo que éste dejó marchar, como sea posible.
El libro que editamos fue publicado originalmente en México, donde Masip se estableció tras pasar por los Estados Unidos, hace sesenta años. Como el resto de su obra, nunca llegó a salir a la luz en España. En nuestra opinión, cualquier libro, bueno o malo, que un español, que una española, se viera forzado a publicar fuera, merece aparecer también aquí. Si el libro es malo, no fue su falta de calidad la que evitó su publicación, sino el exilio de quien lo escribió. Alguien, lejos, decidió que merecía nacer. Quizá no fuera tan malo, después de todo.
Pero si es bueno, como éste y otros libros de Masip, su inexistencia (y hemos elegido esta palabra con cuidado) es imperdonable. Los cuentos de De quince me llevo una se leen con placer y sorpresa.
(...)
Masip no está solo. Éste libro nace con la ilusión de abrir una colección de obras publicadas en el exilio e inéditas en España que quiere ocuparse de Masip, pero también de Antonio Ruiz Vilaplana o de Isabel de Palencia. Algunas de ellas, que pacientemente después de tantos años esperan en casi anónima cola, cuentan la vida y la experiencia de los exiliados. Otras cuentan la narrativa interior de quien las escribe, cuentan sencillamente historias de ficción que, como tantas, nos ayudan a estar en más sitios, a ver más cosas, a ser más pequeños.
(...)
También queremos contribuir a cubrir la falta de traducciones de libros y, ocasionalmente, colecciones de artículos de análisis económico, político, artístico, científico o cultural que habitualmente aparecen traducidos en todos los países de nuestro entorno. La editorial cuenta en su equipo con académicos y especialisitas con reconocimiento en sus ámbitos. Temas como el impacto que la industria farmacéutica tiene en las políticas sanitarias mundiales y en la propia dinámica de la investigación médica, así como en la medicalización de los rasgos de carácter o los estados de ánimo, la viabilidad de formas de organización económica alternativas, o la discusión conceptual sistemática del feminismo, están entre nuestros intereses editoriales.
(...)

sábado, 16 de enero de 2010

MURIENDO CON LAS BOTAS PUESTAS

Hay quien dice que en el momento de morir vemos pasar nuestra vida como una sucesión de fotogramas. Mientras estaba siendo estrangulado con una tira de super 8, el proyeccionista del cine club contempló sucesivamente secuencias de “La muerte tenía un precio”, “El infierno del odio”, y “Apocalypse now”. Entre estertores agónicos, con la voz ahogada de Don Vitto Corleone, aún pudo articular la frase “Cinema paradiso”. La última certeza de su vida le vino como el fogonazo de luz de un proyector sin película: "Mi mujer tenía razón. Yo sólo vivía para el trabajo".

martes, 5 de enero de 2010

ACORDES DISONANTES

La disidencia anticastrista de Miami puso el grito en el cielo. Aseguraban que era una obscenidad, un guiño flagrante a Fidel. Y es que el rey del Mambo, tras invadir la pista de baile y anexionarla a sus dominios, había puesto a todos a bailar a su son. Al son del son cubano.

lunes, 4 de enero de 2010

EL RELATO BREVE DE CIENCIA FICCIÓN TAMBIÉN EXISTE / WALLADA, UNA NOVELA PARA LEER SIN PRISAS


En plena vorágine/campaña navideña se me olvidó citar la reseña que en la edición del 28/12/09 de La Biblioteca Imaginaria http://www.labibliotecaimaginaria.es/ dediqué al libro de relatos de Greg Egan editado por el grupo editorial AJEC http://www.grupoajec.es/ que desde la ciudad de Granada se especializa en el a veces maltratado y olvidado género de ciencia ficción. En ocasiones le profesamos un miedo excesivo, y para combatir ese temor injustificado nada mejor que acometer la lectura de este libro, cuyos mínimos "excesos" científicos no impiden que el lector se quede con la historia. Relatos hechos para la reflexión, además de para pasar un buen rato.




La Biblioteca Imaginaria inaugura el 2010 incluyendo dos reseñas sobre obras de escritores de la tierra que dan muestra de la buena salud literaria de que goza la ciudad de Granada. Mi interés podría parecer puramente adulatorio si tenemos en cuenta la amistad que me une a ambos autores, pero la calidad de las obras está para ser contrastada, y las editoriales que las avalan estoy seguro que se han guiado por criterios de rentabilidad literaria y no por amiguismo. Al menos concédanle a estas empresas el beneficio de la duda.

Páginas de Espuma, que ya lleva diez años en esto del relato breve y el microrelato, sacó a últimos de 2009 "La máquina de languidecer", del microrelatista Ángel Olgoso. Esta obra reseñada por Cristina Monteoliva.

Paréntesis editorial, la obra que yo reseño: "Horas para Wallada", novela para ser leída sin prisas, y que desvela en esta primera, al sólido novelista Miguel Ángel Cáliz.

Raúl Rubio Millares e Iván Alonso ponen el resto, otras dos reseñas que no debe perderse.