-No me valen sus excusas, ya lo sabe. Supera la tasa de alcohol en sangre y tengo que inmovilizarle el vehículo. Métase en la parte de atrás de la furgoneta, sin tocar nada, que ya mismo amanece.
Obedeció al sargento, que no paraba de hacer esparajismos sacando coches al arcén, y una vez más maldijo entre dientes su propensión a los botellones, a los after y a los puticlubs; a todas las tentaciones de la noche. El agente Garcinuñez, que lo reconoció en la penumbra, lo saludaba con el debido rigor llevándose la mano a la visera. Esbozaba esa media sonrisa del que se encuentra al amigo descarriado. Y entonces Nosferatu se prometió que la próxima vez sólo acudiría a lugares donde reinara gente de orden.
4 comentarios:
Muy bueno esas "amistades peligrosas", amigo Pepe. Eres un fenómeno de los minirrelatos. Felicidades por el blog. Un abrazo de Jesús
Y además no para. Hola Jesús. Hola Pepe "Factoría", amistades peligrosas. Lo mando como anónimo por que no sé si tengo cunta en Google y no tengo ganas de buscar o de crear, es más fácil darle a publicar.
Estas sí que son amistades peligrosas, que te dicen lo que quieres escuchar, en el momento justo.
Un abrazo fuerte a los dos, y a ver hasta dónde me llega la inspiración.
Ay, ese Nosferatu!!! Muy bueno, Pepe. Saludos calurosos (por las altas temperaturas reinantes).
Publicar un comentario