lunes, 25 de mayo de 2009
QUERIDO BABA
El adivino nos convocó debajo del baobab y nos dijo que si conseguíamos que mi madre yaciera con él, nos traería de vuelta a mi padre (a quien no íbamos a reconocer, porque nunca lo vimos). Fue así que, cuando al cabo de varias jornadas ya convertidos en hombres volvimos de nuestro rito iniciático, el adivino se había apoderado del sofá y del mando de la televisión incumpliendo su palabra.
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