viernes, 19 de septiembre de 2008

ENTRE LAS DOS ORILLAS

Artículo publicado en “Periferia Libros”, cuaderno de cultura del diario La Opinión de Granada. Edición sábado 5 de abril de 2008.

Entre las 2 orillas: literatura marroquí en lengua española
Edición de Carmelo Pérez Beltrán.
Editorial Universidad de Granada, 2007
264 pp.
15 €

José Cruz Cabrerizo.-
En el tema de la escritura marroquí en español, hasta donde uno puede otear el horizonte descubre no dos, sino tres orillas:
La primera es la de los que niegan que haya una literatura marroquí escrita en español (e incluso en francés) porque no existe un enraizamiento en esa tierra de dichas literaturas, tampoco historia, tradición, y les niega cualquier posibilidad de futuro por su interés neocolonial, y la falta de lectores en un país en que la principal preocupación es el día a día. El lector interesado debería ver Dris Jebrouni, “La falacia de la literatura marroquí en castellano”, Marruecos digital del 21 de septiembre de 2006 (previamente aparecido en el diario en español de Casablanca “La Mañana”, marzo de 1997), que se centra en analizar “La antología de la literatura marroquí en castellano” de la Editorial Magalia, del año 1995.
La segunda es la de la historiadora Mª Rosa de Madariaga. También en Marruecos Digital se puede ver “¿Existe una élite hispanohablante en Marruecos?”. Desdice lo escrito por Jebrouni para señalarnos que gracias a las políticas del colonialismo y del postcolonialismo francés sí hay élites francófonas en Marruecos que han resultado en una muy buena nómina de escritores marroquíes en francés. España ha hecho lo contrario de Francia y por eso los escritores marroquíes que se expresan en español “lo hacen en un español “para andar por casa”, como se dice vulgarmente, pero cometen en la lengua escrita faltas garrafales, no ya sólo en la construcción sintáctica, sino incluso en la ortografía. Se trata de un español aprendido “en la calle”, y no en la escuela desde la primaria”. Al menos no esconde su esperanza en el futuro: la verdadera generación de escritores marroquíes en español vendrá de la mano de los inmigrantes que lleguen a España.
La tercera orilla es la de los propios escritores marroquíes en español. Otra vez en Marruecos Digital, Mohamed Lahchiri hace oír su voz en “Sobre literatura marroquí en castellano”. Un discurso que clama contra los excesos de Mª Rosa de Madariaga, pero que admite (como no podía ser de otra forma) que hay escritores mejores y peores, y que muchos de los peores (como no podía ser de otra forma) han sido encumbrados por la oficialidad cultural.
Pero dejemos al lector que se forme una opinión. Y para ello lo primero es no saltarse el interesante prólogo de Carmelo Pérez Beltrán y el estudio introductorio y divulgativo de Abdellatif Limami.
Y dejando atrás esas disquisiciones cruzadas cabe preguntarse si podría servirnos la lengua y su derivado escrito, la literatura, para tender puentes entre, no las tres, sino las dos orillas separadas por el Estrecho, superar esos prejuicios y estereotipos de los que habla el prologuista y editor literario. No cabe duda que los escritores marroquíes en español, de calidad o pésimos, contenidos en esta o en otras antologías o no recogidos en ninguna, mantienen una relación sentimental, aman nuestra lengua común y ven en ella una herramienta para el entendimiento de dos vecinos tan cercanos y tan lejanos. Haríamos bien en adoptar lo que propone Mohamed Lemrini El Ouahhabi: “No nos faltan ganas de expresarnos en este idioma y eso, para muchos de nosotros es un gran esfuerzo que alguien tiene que valorar muy positivamente”.
“Entre las dos orillas: literatura marroquí en lengua española”, recoge la nómina de autores que vamos a citar completa sin que importe su mayor o menor visibilidad literaria: se trata de Mohamed Chakor, Mohamed Bouisef-Rekab, Mohamed Akalay, Mohamed Lahchiri, Rachida Gharrafi, Ahmed Oubali, Ahmed Mohamed Mgara, Larbi El Harti, y (algo que no se comprende muy bien en un libro de relatos) un poeta en calidad de tal: Adbedarrahman El Fathi.
Una ventaja estratégica muy importante de este volumen es que se incluyen tres referencias de cada uno de los nueve autores. Estamos acostumbrados a antologías de un solo relato por persona y eso a veces hace perder perspectiva, por cuanto el escritor se la juega a una sola carta. De entre todos los títulos que contiene esta edición, hay autores de los que sólo les salvaría un relato (ténganse en cuenta los parámetros personales y subjetivos de esta afirmación). En mi caso habrían resultado escritores “deficientes” si no me hubiera topado con el relato “perfecto”.
El tema de la inmigración es transversal a un gran parte de las narraciones . “Las dos orillas” de Mohamed Chakor es un sencillo y bien conseguido cuento “antropológico” en que una orilla reprocha a la otra el haberse olvidado de su pasado. La inmigración es factor determinante en la vida de muchos de los personajes: mujeres que cruzan el Estrecho con éxito y son pasto de la explotación sexual de sus propios compatriotas (valiente y digno de destacar, no toda la culpa es de los otros, “Promesas”, de Mohamed Akalay con un bien construido monólogo interior). También sufren su triple condición de mujeres, pobres, e inmigrantes las protagonistas de “El sacrificio de los corderos” de Rachida Gharrafi, desgraciadamente la única escritora recogida y uno de mis descubrimientos más gustosos. Hombres que mueren en el intento y que tienen que seguir viviendo en forma de cartas que engañen al hijo que dejaron en Marruecos (“Cartas al Estrecho”, de Rachida Gharrafi, de una exquisita sensibilidad, que no sensiblería lacrimógena). No falta algún relato negro, “Chivos expiatorios” de Ahmed Oubali, que cojea un poco en el léxico, es como si hubiera tenido que recurrir a traducir diccionario en mano, las palabras son poco apropiadas al entorno, pero la trama es inmejorable y muy bien conseguida y suple la deficiencia anterior (entiéndase que esto no se extiende a todo el relato, sino que salpica nueve o diez oraciones en un relato de nada menos que doce páginas). Relatos que nos arrancan una sonrisa con gracia inteligente (“Encuentros en el Feddan”, de Ahmed Mohamed Mgara). También la miseria queda bien retratada (muy gustoso leer “Precoces” Mohamed Bouiseff Rekab con su “Candidez oculta” o el espejismo de un paraíso que nubla las conciencias de muchos marroquíes. Larbi El Harti (“El rumor al poder”) es uno de los que demuestran más dominio de la lengua, en el Marruecos profundo y traza una historia entretenida sobre las exageraciones que provoca la rumorología. Junto con este último destacar por su desparpajo y oralidad, por la capacidad de suscitar la pregunta de si la historia se basará o no en la experiencia personal, a Mohamed Lahchiri, que presenta tres cuentos extraídos de su libro “Una tumbita en Sidi Embarek y otros relatos ceutíes”. Citaré “Moras pisoteadas”, que apunta con el dedo a los de dentro, los malos no solo son los países extranjeros.
Lahchiri nos sirve para ejemplificar las exageraciones y generalizaciones en torno a la escritura marroquí en español. Autor de calidad contrastada, se han llegado a decir cosas peregrinas (me figuro que por extensión también de otros autores), como que sus relatos son populistas y de un costumbrismo que bien aprovechado provoca la nostalgia entre los ceutíes. Quien quiera puede pedir mi partida literal de nacimiento para comprobar que no nací en Ceuta, pero sus cuentos de “Una tumbita en Sidi Embarek y otros relatos ceutíes”, me produjeron el íntimo placer de enfrentarme a historias con corazón, con vidas que fluyen, con sentimientos, tal como muchas de las creaciones de “Entre las dos orillas…”
Estoy seguro de que los relatos que no han sido de mi agrado pueden ser plato de gusto para cualquier otro lector, y que de cada autor hallarán al menos un ejemplo que les guste. Mi agradecimiento a estos constructores de puentes que enfrentan tantas dificultades como “Los constructores de puentes” de Ripley.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante, Pepe. No lo conocía (y tampoco había leído tu reseña en La Opinión). Todo un descubrimiento. Un abrazo. J.

José Cruz Cabrerizo dijo...

Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Estimado señor,

La observación que hizo en este artículo sobre el relato de Ahmed Oubali es completamente injusta por varias razones:

-¿Qué hay de malo utilizar el diccionario para escribir? ¿Acaso existe alguien que tenga aprendido el diccionario? ¿Ud. a lo mejor?

-Por otra parte, los que escriben en una lengua extranjera ¿qué hacen sino traducir incesantemente?

-No sabe que el vocabulario utilizado por el profesor (y que según Ud. es inadecuado) lo exige el contexto donde interactúan los personajes? : pues no van a utilizar el mismo léxico o la misma jerga un médico, un delincuente, un limpiabotas inculto, un español y un guía marroquí...

-Si compara Ud. la carrera académica de Ahmed Oubali como profesor de castellano (Ver CV) con la de los que Ud. elogia eufóricamente verá que hay un abismo.
Sobre todo respecto a aquellos a los que ha corregido los manuscritos en varias ocasiones.

-Su observación no coincide además (DE ALLÍ LA CONTRADICCIÓN) con la de otro crítico español que define a Ahmed Oubali como "el erudito del castellano"? :

http://www.narrador.es/blog/2008/01/29/ahmed-oubali-erudito-del-castellano/

Cita:
"Como ven, /Ahmed Oubali/ todo un erudito del castellano que presenta en narrador.es un relato titulado ‘Carnaval de Serpientes’, pieza que ya ha aparecido en varios periódicos en los años 90 y que también tuvo su difusión por la red de redes.

-Muchos antiguos alumnos del profesor Ahmed Oubali vemos finalmente en su observación un descarado complot de maldad e injusticia fomentadas, no por Ud. sino por algunos colegas a los que el profesor corregía precisamente sus manuscritos. Si no:

¿Cómo explica Ud. que su observación es la única "negativa" y la más larga de todas puesto que se extiende en diez lineas?

¿No hubiesen bastado 3 palabras: "Vocabulario muy rebuscado"?.
En vez de ello, Ud. utilizó 76 palabras...un poco raro, no? Inexplicable...

Ud. logró su objetivo: En su artículo no aporta nada de nada, sólo sobresale esa injusta observación, porque lo demás se ha dicho en otras partes...

Malika.

José Cruz Cabrerizo dijo...

Estimada Malika:
Agradezco su comentario, pero siento que la lectura de la reseña la induzca a errores tan garrafales. El primero y más grave, el de acusarme de atacar al Sr. Oubali participando en ese "complot de maldad e injusticia", precisamente cuando tengo enlazado su blog para difundirlo. Mire al final de mi página, donde dice "EL RELATO BREVE: gente que sabe lo que dice".

A mí lo que me da de comer no es la lengua ni la literatura, sino la tecnología y la ciencia. Comprenderá entonces su error al pretender que yo pertenezca a algún "lobby literario", o que alguien me haya soplado algo al oído, o que conozca las guerras intestinas que se puedan librar en esta sopa de letras.

Las demás cuestiones (las literarias), no tendré inconveniente en tratarlas detalladamente con usted (de una forma menos apasionada) si me deja su dirección electrónica en esta la mía que es:

jcruz_18100@yahoo.com

Saludos cordiales y gracias de nuevo por su observación.

Anónimo dijo...

Estimado señor Oubali:

A través de este mensaje me gustaría darle la enhorabuena por su recién libro publicado que se titula Chivos expiatorios y otros relatos y, que me dedicó el otro día en Martil. La verdad es que una vez que me puse a leerlo, me di cuenta de que no era suficiente la primera lectura con vistas a ser plato de buen gusto para el lector, ni muchísimo menos. Para disfrutar de este libro como Dios manda es menester que sea leído por el lector al menos tres veces. Además de tener a mano a la hora de la lectura un buen diccionario de la langua castellana porque el libro está escrito con un lenguaje literario puro cien por cien y con una construcción sintáctica insospechada e inesperada de nativos. Se sorprende que estos colosos cuentos hayan sido escritos por un hispanista marroquí que domina perfectamente la lengua castellana. No creo que sea exagerado o extraño si decimos que ya tenemos en Marruecos un hispanista que posee un caudal de voz de Edgar Allan Poe, la fabulación metafísica de Jorge Luis Borges, la gallardía verbal de Ernest Heminguay y el estilo peculiar de Julio Cortázar.
Personalmente me sorprendió el libro mucho porque hay tanta diferencia entre el mismo y los libros por ejemplo del escritor Mohamed Bouissef Rekab o de Mohamed Sibari porque la mayoría de los hispanistas marroquies ecriben sus libros a la buena de Dios incluso publican como sea y que, por lo tanto, ignoran el principal material de la literatura que es el lenguaje.
Pues, yo personalmente me propongo publicar un estudio profundo de sus relatos porque es un libro que merece toda la pena y creo firmemente que sería objeto de especiales memorias y ponencias.
Por mi parte le animo desde donde estoy a seguir creando obras en español a fin de incrementar el acervo literario marroquí en lengua española y naturalmente a fin de participar, como uno más, en el enriquecimiento de la cultura de su país.

Atentamente, reciba de mi parte un saludo muy grande.

Azeddine Ettahri
Nador