En el spam aparecía el dibujo de un querubín orlado por el mensaje: “Este es el ángel del dinero. Pásalo a seis de tus mejores amigos y serás rico en cuatro días. No es una broma, si lo borras lo lamentarás”. Lo recibió de seis remitentes distintos, a los que devolvió el mismo correo, y los siete se pasean ahora por Galilea en deportivos descapotables, con las pechugonas clónicas que conocieron en “El becerro de oro”.
-Ya solo quedabais cinco, y el mensaje decía seis –hablaba alto, para ser escuchado al otro lado de la puerta de los aseos, que se cimbreaba ante la furiosa acometida de esos cinco cuerpos embravecidos.
-¡Haber pensado en el jefe! ¡Con él ya sumamos seis! –vocearon los otros.
Judas, en una estratégica maniobra de distracción, les lanzó por la rendija de la puerta una bolsa con treinta monedas.
-Ya solo quedabais cinco, y el mensaje decía seis –hablaba alto, para ser escuchado al otro lado de la puerta de los aseos, que se cimbreaba ante la furiosa acometida de esos cinco cuerpos embravecidos.
-¡Haber pensado en el jefe! ¡Con él ya sumamos seis! –vocearon los otros.
Judas, en una estratégica maniobra de distracción, les lanzó por la rendija de la puerta una bolsa con treinta monedas.
2 comentarios:
Muy bueno, he conocido tu blog a través de el recreo, somos compañeros del taller de Edgar, a ver como nos va me esta resultando muy buena la experiencia.
Un afectuado saludo
Arcángel
Hola Arcángel y gracias por pasar y dejar tu comentario. La verdad es que el taller me está resultando bastante fructífero, unca había tenido la posibilidad de utilizar una simple consigna de trabajo para tener una idea de los distintas piezas y aspectos del relato. Creo que nos va a ir bien, en el mundo de la escritura nunca se sabe lo suficiente, y aunque uno solo sea capaz de quedarse con una idea nueva, ya es un logro.
Déjanos por aquí la dirección de tu blog si lo tienes para que podamos conocerlo.
Un abrazo.
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