jueves, 28 de agosto de 2008

EL AMOR ES COMO LAS POMPAS DE JABÓN

Muchos opinan que en la trascendental decisión de la mujer más marrana del mundo prevaleció la fuerza de la costumbre. Pero juzgue usted el caso bajo su óptica: poco antes de la boda rompía su compromiso con el único hombre al que amó, un representante de la casa Lagarto. Le dejó en su buzón esta nota: “No sé si lo tuyo es amor, un reto, o simple publicidad. Lo siento, pero no soporto lo que te traes entre manos”.

Siguen las actualizaciones en La Biblioteca Imaginaria

Ahora mismo me acabo de acordar que no dí noticia de la anterior actualización en La Biblioteca Imaginaria. Parecería que no lo dije porque no se incluye ninguna reseña mía pero fue simple despiste. De todas formas podéis consultar la anterior actualización y la de esta semana en:
http://www.labibliotecaimaginaria.es/.

sábado, 23 de agosto de 2008

UN TRAUMA INFANTIL

-¡Lunático, otra vez con el cuento de que ves aviones! Por eso has ido volando a buscar la botella.
Él no soportaba la gravedad de los insultos. Tan ebrio que era incapaz de aguantar la vertical, se tumbaba y expandía su masa. Durante la transitoria felicidad enajenada balbucía vocablos en una lengua arcana. Recuerdo algunos, que más o menos sonaban así: Cabo Cañaveral, soviéticos, carrera espacial, colector solar... Mamá y yo nos mirábamos despavoridos. Una vez recuperado era aún peor porque, como si respirasen metano, la mínima chispa los hacía explotar. Hervían en refriegas conyugales. Entonces me retiraba a mi compartimiento. Lo de liquidar trillones de humanos con la videoconsola me despresurizaba. Lunático, mi padre, siempre venía a pedir perdón, pero a pesar de nuestros ruegos jamás renunció a los dictados de una mente debilitada que le hacía ver terrícolas saltando por la superficie de nuestro planeta.

PALO DADO NI DIOS LO QUITA

Me hago de venático, dicen. Nomás es que me cambió el mundo cuando me dieron plomo en la chola el día de la balacera y no me creen que dellos sólo recuerde al gordinflas. Nada sé de dineros y cada vez dale ¡caifás con la mosca! Yo, ¡iros a bañar! Voy que se me queman las calabazas: la golpiza destos móndrigos de la penitenciaría también venga darme chingadazos en la mollera, toda llena de chipotes me la quedaron, bien seguro trajo la bala más cerca de los sesos. A ellos les hubiera gustado darme pumba también, mas tuvieron que contentarse con aporrear el blindado cristal que no me ha quitado vista para mirar cómo hicieron señal a mi guardián de detrás. Él me conduce por corredores desiertos hasta un patio donde me ha dicho ya ves lo que pasa por sentirse la divina garza, que esos ya no quitan el dedo del renglón, corre pallá. Recién me vino al recuerdo Rosarito. Meses que tengo aquí y no aparecerse. Me lo pidió y fuimos al cinematógrafo. Miramos Profundo carmesí. Raro también, me acuerdo del final del film cuando les dicen andaros pallá adelante, y digo no me voy a achicharronar, pendejo, aquí me das pá abajo por que caja que tuvo alcanfor algo le queda de olor y señalo el agujero en mi cabeza con tal de que ahí nomás apunte el cañón de su pistola y no yerre el disparo. Que un clavo saca otro clavo.

Microrelato finalista en el V Concurso de Microrelatos Feria del Libro de Granada, 2006.

jueves, 14 de agosto de 2008

REENCUENTRO CON LA NIEVE

Ardo en deseos de recogerte de la escuela, y por eso me excuso con lo de la nieve. Te divertías en el patio, tus manitas de muñeca modelando la barriga contenta, navideña, de un Buda feliz.
Se me antoja una bata de enfermera esta blancura de sábana lavada a base de detergente con supertensoactivos. Por eso antes tengo que pasar por la consulta del hombre del tiempo. Quiero preguntarle si este es el invierno en que el frío se me va a instalar en los huesos de por vida. Y si me sucede lo del patinador sorpresa, los resbalones traumáticos, apúntame con el vaho de tu risa, que el calor de tu aliento me desentumezca los recuerdos. He de recuperar, por ejemplo, aquella memoria de la madrugada nevosa que trajo a mi padre el aviso urgente del suyo muerto. Y, ¿por qué no? También mi infracción de nieto que no observa el luto, la temeridad olvidadiza del que a la mañana siguiente se afana en perseguir y aporrear amigos a bolazos... Mi madre desconoce la pericia de los pilotos uniformados, el buen ojo de los controladores aéreos, y por eso desgrana las cuentas de su rosario del “pobrecillo la primera vez que coge un avión y que sea por esta desgracia tan grande mira que si la pasa algo por esas alturas de dios por culpa de la nevada”.
La nieve ha tardado en volver. Será por eso que me pilla con el paso cambiado y ahora no se me ocurren más que fracturas, hombros dislocados, brechas en la cabeza… Tampoco me cae ya en el mismo barrio, ni el pasajero por el que mi madre tanto temió aquella madrugada puede acariciar esta caspa de angelotes. La vida debe cumplir su promesa natural, debo ser yo el primero en dejar de ver la nieve crecer, y por eso le rezo, cuando duermes, a los mapas del tiempo.
Me has dicho: “la nieve no está tan fría como creía”. Me río de tu pareado. Eludo mi discurso sobre el punto de congelación del agua a la presión normal de una atmósfera. Para eso le pagan a los maestros, que te lo expliquen ellos, con sus libros ilustrados. Es demasiado pronto para que descubras que es hielo la costra que me endurece los sentimientos.

lunes, 11 de agosto de 2008

ES LEY DE VIDA


Guiado por la primera ley de la robótica el autómata impidió al suicida llevar a cabo su propósito. El hombre, sabedor de la segunda ley de la robótica asesinó al robot, quien en base a la tercera ley de la robótica no había intentado defenderse. Al tratar de disparar ahora sobre sí mismo, el humano comprobó con estupor que había incrustado su última bala en el cerebro positrónico de su compañero de desventuras.

miércoles, 6 de agosto de 2008

AMISTADES PELIGROSAS


-No me valen sus excusas, ya lo sabe. Supera la tasa de alcohol en sangre y tengo que inmovilizarle el vehículo. Métase en la parte de atrás de la furgoneta, sin tocar nada, que ya mismo amanece.
Obedeció al sargento, que no paraba de hacer esparajismos sacando coches al arcén, y una vez más maldijo entre dientes su propensión a los botellones, a los after y a los puticlubs; a todas las tentaciones de la noche. El agente Garcinuñez, que lo reconoció en la penumbra, lo saludaba con el debido rigor llevándose la mano a la visera. Esbozaba esa media sonrisa del que se encuentra al amigo descarriado. Y entonces Nosferatu se prometió que la próxima vez sólo acudiría a lugares donde reinara gente de orden.

A DIOS ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO

El sacerdote ha vuelto a hacerlo; la pulsión es más fuerte. Por eso ha colocado el espejo dentro del confesionario. Tapona las fisuras de su conciencia mediante el discutido mecanismo óptico de la autoabsolución.

martes, 5 de agosto de 2008

Actualizaciones en "La Biblioteca imaginaria"

La interesante página web de novedades y recomendaciones literarias "La biblioteca imaginaria", que mantiene Cristina Monteoliva, se actualiza con nuevos contenidos y reseñas de libros. Puedes verlo en http://www.labibliotecaimaginaria.es.

lunes, 4 de agosto de 2008

LENTA ES LA NOCHE


“Podría pasarme la vida bailando mambo”, me dijo. Y al verla saltar, Freddy y los guatequeros atacaron “La niña Popoff” con un tempo loco, como de locomotora. Ya no había pista de baile sino un tatami, una gallera sin alambrada, pollitos con su navaja bien plegadita en el calcetín cerrando el círculo en torno a la mandinga de piernas de color cacao.
Cuando uno se envejece micciona al día siguiente el trago del anterior. De modo que no es de extrañar que todavía me resonara en la cabeza aquello que habían hecho sonar “a la guayaba madura se le quita la pepita, el hombre cuando es celoso no busca mujer bonita”. Los viejos se tornan susceptibles. Pasé los labios por el borde de la copa, allí donde los suyos habían movido el azúcar de remolacha enrojecida de granadina y carmín, un dulce borrón, y cerré los ojos. Al abrirlos, el cocolo agitaba la coctelera detrás de la barra, mirándome con una lástima de hijo. Susceptibles y excéntricos. Puse el billete encima de su copa. “El resto del guano se lo das para un taxi”.

MY WAY


En el mismo momento en que Radovan Karadjik reclamó en La Haya que no iba a tener un juicio justo, los sismógrafos de medio mundo detectaron una agitación telúrica. El motivo, un choque tectónico cuando miles de cadáveres se revolvieron en sus fosas comunes.

viernes, 1 de agosto de 2008

1 de agosto en Ciudad Rodríguez

De todas las ciudades soñadas quizá Ciudad Rodríguez, auténtico limbo viril, sea la que más transite los circuitos neuronales de los hombres. Y ello aunque allí, amplificada su magnitud por la soledad, acontezcan por doquier invalidantes mínimos accidentes domésticos con que ellos rellenan su parte diario, la hoja de servicios manchada de ketchup. A saber: un intento de apagar con agua el aceite que prendió en la sartén, la saja pequeña pero profunda que deja tatuado el recuerdo de una lata de conservas dura de abrir, la buchada de leche agria, el tarro del azúcar vacío, los zapatos que no desvelan su naturaleza de interfectos por el polvo hasta llegar al portal, el manual de instrucciones de una lavadora que cobra el valor de un incunable... Si alguien nos preguntara qué no es Ciudad Rodriguez diríamos que no es un gueto vecinal, ni un campo de concentración familiar, ni una sala de torturas conyugal. Porque en Ciudad Rodriguez no hay que obligar a los niños a terminarse el plato ni a cepillarse los dientes ni saltar semáforos rojos en pos de una actividad extraescolar. Por la hierba de los parques no retozan más que parejas de recién enamorados. Hay orden de alejamiento contra los niños, que en un área acotada de vacaciones perpetuas crecen con sus complejos, fuertes y sanos junto a sus madres. Lo que no significa que Ciudad Rodríguez sea una ciudad misógina, qué va, si en algo están de acuerdo sus conciudadanos es en la necesidad de respetar escrupulosamente la paridad con respecto a la jóvenes mujeres, porque aquí la cosa siempre funciona como un enlace covalente, en el que la química comparte pares de electrones. Aunque en Ciudad Rodríguez lo de la ciencia no lo llevan tan al día, tan a rajatabla que diríamos. Los adelantos llegan con retraso: hace tiempo que los científicos tomaron el listín telefónico como su particular Citation Index. Lo abren por la A de Anita, simplemente por método, porque son así de sistemáticos. Daría igual la E de Elena o la Z de Zoila, porque a la única y gran pregunta (los hombres son parcos en el hablar en Ciudad Rodríguez) todas responden “sí, estoy libre”. Y los taxistas, únicos en el mundo que siempre están de buen humor y no conocen las calles, atienden las indicaciones del paquete como si de un instructor de vuelo se tratara. Aunque uno no debe extrañarse por sus frenazos repentinos, de que de pronto suelten una mano del volante y tapen las fotografías tamaño carnet orladas en el soportotito del salpicadero con el "No corras papá" escrito debajo, para soltarle con franca desenvoltura a la chica: "Sube que te llevo". Ni de que la muchacha acepte su invitación.
De todas las ciudades soñadas por el hombre quizá sea Ciudad Rodríguez la más transitada por los hombres, o la que más transiste sus circuitos neuronales.

PANGEA


Las chinitas no apartan sus ojos rectilíneos del semáforo. Mientras vigilan al hombrecillo que vira del rojo al verde, walk don’t walk, buscan la sombra del edificio. Tienen un miedo de piel lechosa al dragón del sol, y le esconden la mirada tras gafas falsificadas que venden en su tienda, la cueva del Alí Babá de la baratija y el menaje asiático. La más joven, la que siempre se esfuerza en rotular los precios en una caligrafía que le es extraña y aprieta los labios mientras escribe, mira carteles, sopa de letras, ella siempre en lo suyo.
A la búlgara le pedí que me pusiera sobre el papel su nombre en cirílico, después de regalarme el icono con aquel Jesucristo bizantino de pecho abierto que ahora vigila su corazón ahogado en formol. Espero que la que aprieta los labios entienda cuando se lo pida:
-¿Cómo te llamas?... Escríbemelo aquí… ¿Dónde tenéis los tupperwares?... Es para guardar tu corazoncito duro como el bambú. Debajo del tupper y cerca de esta figurita de buda feliz que me llevo también, tu nombre.